Dicen que aquí debería contarte mi misión y mis valores.
Yo voy al grano. No soy tan diferente a ti.
Estuve 14 años en el Tanatorio de Dénia, casi 2 como director.
Sé lo que es estar disponible a todas horas y salir de la cama de madrugada para atender un servicio.
Aquí te cuento cómo pasé de estar dentro de una funeraria a ayudar a otras aplicando IA.
Si te pica la curiosidad, sigue leyendo. Porque todo empieza en el Everest.
Escucha. En 2023 tuve una crisis de pareja.
Tres días fuera de casa, durmiendo en casa de mi hermano.
La tercera noche, cuando ya sabía que todo se arreglaba, no pegué ojo.
Me hice la pregunta: “¿Cómo he llegado hasta aquí?”.
La verdad: me había acomodado.
Fui aparcando sueños.
El más grande: subir al Everest.
Te lo cuento porque fue el inicio de mi trabajo con inteligencia artificial.
Y porque esto conecta con mi etapa como director… y con la decisión más difícil que tomé: dimitir antes de perder a mi familia.
Entré como director en 2017 (venía de asesor desde 2011).
El primer año no cumplimos objetivos.
En 2018 tocó apretar.
¿Qué hicimos?
- Recuperar zonas de influencia.
- Revisar precios/servicios de la competencia.
- Hablar con colaboradores comprometidos.
- Lanzar packs sin bajar calidad y seguir un plan claro.
Todo esto además del día a día del tanatorio.
Equipo de 28 personas y un centro de 2,5 M€ anual.
Ya sabes lo que es esto: nunca para.
Y hay una regla que tú y yo conocemos muy bien.
En 24 horas todo debe salir bien.
Para la familia no puede fallar nada.
Con esa presión, los humanos fallamos.
Yo intenté que nada fallara.
Me puse a 12-14 horas diarias y empecé a descuidar a mi familia.
Una noche llegué a casa sobre las 21:30.
Últimamente comía en el trabajo “para hacer más”.
A mis hijos (1 y 4 años) casi siempre los veía dormidos.
Entré y vi a Eva, mi mujer, con mi hija Maia en brazos.
Tenía los ojos rojos.Había estado llorando.
Me miró y me dijo una frase que no se me olvidó en meses:
“Si esto sigue así, conmigo no cuentes.”
Si diriges una funeraria, sabes que abandonar no es una opción.
Pero para mí, desde ese día solo me rondaba una idea: parar antes de perder a mi familia.
Cerramos 2018 y logramos los objetivos +150.000 € por encima.
Todo el equipo, contento.
Pero yo seguía pensando si me compensaba todo esto a nivel personal.
Yo podía dimitir. No era mi empresa.
Pero tú, si eres dueño, sé que ni siquiera eso te lo puedes permitir.
Llegó marzo de 2019 y nos fuimos a Andorra de vacaciones, a esquiar.
Me senté en la nieve a esperar al resto de la clase de snowboard.
Miré las montañas y de repente…
Minutos en blanco en la nieve.
Llevaba dos años enteros pensando solo en el trabajo.
Ahí lo vi claro.
O paro, o pierdo mi vida personal.
Agosto de 2019.
Dimití.
Aprendí algo que no viene en ningún manual: sin un sistema que quite peso y errores, el trabajo en una funeraria te lleva el límite.
En una funeraria no se debe fallar. El equipo del tanatorio está para lo que la familia necesite.
No caben prisas ni errores administrativos.
Porque un fallo aquí se convierte en un recuerdo imborrable para una familia.
Y en una losa para la reputación de la funeraria.

Hola, soy Toni Uceda
Consultor de IA para funerarias con tanatorio.
Hoy ya no trabajo dentro en un tanatorio. Hoy trabajo con funerarias con tanatorios y más de 300 servicios al año a:
- Reducir errores humanos en documentación.
- No vivir 24/7 pendientes de que todo salga bien.
- Agilizar trámites: expedientes y papeles en minutos, no horas.
- Dejarlo listo en 7 días, acompañando al equipo.
Vale, muy bien.
¿Y cómo llego a esto de la IA en funerarias?
Echa un vistazo a esto.
En septiembre de 2019 pedí volver al puesto de asesor.
Y sentí pasión por las montañas porque me permitían ese escape mental.
Empecé a correr por montaña y a hacer montañismo con un sueño en la cabeza: algún día, subir a la cima del Everest.
¿Por qué el Everest? Porque es un reto casi imposible, pero alcanzable: si otros lo han subido, sé que yo también puedo.
Llegó 2020 y, como ya sabes, nos azota la pandemia.
Falleció mi padre días antes de que nos encerraran a todos en casa.
Entonces cuando ya volvimos a la vida normal me refugié aún más en la montaña: entrenar, sumar desnivel, paso a paso.
Para no aburrirte más, fui a la mía los siguientes tres años… hasta que recibí la mayor hostia de mi vida y me vi en un agujero.
(La de 2023 que te conté al principio).
Ese fue el punto clave.
Así que a finales de 2023 decidí emprender para ir a por todas en TODO y no acomodarme más.
Me formé en inteligencia artificial.
Empecé a automatizar procesos en empresas mientras seguía trabajando en el tanatorio.
Probé en varios sectores… y entendí algo importante:
El sector al que más puedo ayudar es el que mejor conozco.
El que he vivido por dentro.
Donde veo los problemas cada día.
Y sé cómo resolverlos:
con IA práctica y automatización de lo repetitivo.
Sin robots raros.
Tan fácil como ahora usas WhatsApp.
Porque sin sistema, la presión te come. Por eso hago lo que hago.
Si no quieres vivir encadenado mentalmente a tu funeraria y que la presión por un error dañe tu reputación, te dejo un enlace para agendar una llamada conmigo y conocernos.
Hay 4 días disponibles y solo 2 huecos/día.